¿En numerosas ocasiones, te cuestionas si los sucesos que acontecen con frecuencia en nuestra insulsa existencia son por ventura, fatalidad, puta potra o simplemente por cierta fuerza evidente y palpable que proviene del bajo vientre, que te impulsa a tomar una determinada senda en lugar de otra con los huevos bien hinchados?
Si optas por la primera opción, supondrá que eres de los que creen que tu vida
ya está escrita por algún hado pasado de vueltas, de índole desalmada y con un
sentido del humor muy singular, que se puso a escribir tu vida cuando llegó de
vuelta al Averno después de frecuentar algún after hour celestial. Así que deja
de leer, agarra un cuchillo y córtate las venas, pues lo leo en tu destino. Tu
vida no tiene sentido.
En cambio, si eres de alma calenturienta, corazón pervertido y con unos huevos
como el caballo del Cid forrados en felpa, significará que perteneces al noble
conjunto de los que creen en el libre albedrío del miembro viril. Andreu
Buenafuente no lo dice mejor en una de sus cuantiosas frases célebres: “El amor mueve el mundo. Combinado con el sexo, mueve el universo”
Es decir, esta criba sirve para
empezar a desglosar lo que será una reflexión sobre los caprichos del pepino en
contraposición con el destino, ese sobrevalorado poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier
ser a un fin no escogido de forma necesaria y fatal. (Wikipedia sic)
Para la mayoría de crédulos el pepino sólo es una simple hortaliza que se emplea
como ingrediente para acompañar el forraje de las ensaladas o los gin tonics de
Xendrick’s; así como en medicina, para combatir los estragos de los años, ya sea a nivel de
arrugas, patas de gallo varias o para problemas de aguas menores (cistitis,
oliguria, urolitiasis…). Qué equivocados andan estas almas de cántaros. Hay
mucho más en todo este entuerto.
Vamos a centrarnos en el significado metafórico y vulgar del pepino. Sí, el
pepino, síntoma de mucha potencia o capacidad varonil. El pepino, fuente de
sabiduría y placer sin igual, ese elemento que empuja nuestra subsistencia, que
nos hace fluctuar melodiosamente en su trama supeditando el mañana venidero.
Quién no ha escuchado cantidad de veces, “Con buena picha bien se jode”, “Qué hago aquí jugando a las petancas, si tengo esta cacho de tranca” o “No
hay himen duro, sino gaita fofa”. No obstante, qué hay de cierto en todo esto? La
contestación no puede ser más clara a este enigma, nos la ofrece el fraile
franciscano del siglo XIV Guillermo de Ockham, lo tenía muy claro mientras
admiraba su navaja, la navaja de Ockham: “Cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas
consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta
que la compleja”.
Que quede claro, nada depende del prisma con el que se mire, y aunque algún
rapsoda polifacético con ademanes de charlatán te haya influido con la insulsa
creencia de que el destino lo escribe uno mismo y demás patochadas, estas
totalmente desencaminado y fuera de onda , todo gira entorno al pepino. Tan
cierto que resalta la evidencia, la solución más simple suele ser la correcta.
El cerebro es vago, pues no funciona al 100% simultáneamente (a menos que te
de un ataque epiléptico), sólo funciona un 10% conscientemente y es el pepino quien
tiene la última palabra en decidir. Olvídate de sensiblerías y espíritus
marionetistas, el pepino es la fuente de poder consciente determinante en
nuestro porvenir.
El escritor Carlo Codolli lo explica muy bien metafóricamente con su personaje más reputado. Pinocho, que en lugar de pepino (pues las marionetas no tienen pepino a menos que se vendan en un sex shop) tenía un insecto con aires de borracho irlandés del siglo XIX, Pepito Grillo (atentos al nombre, Pepito=Pepino), consciencia del títere como consejero en situaciones difíciles. Otra vez, y van dos. Puto Disney, cuánto daño has hecho. Ahora entiendo que Pinocho optara por mentir.
El pepino es la manifestación realista y apasionada de ver la vida, como
una versión porno de Física o Química. Perdón, como una versión de Física o Química.
Una actitud que te empuja a ésta con jolgorio y regocijo, pero sea como sea
creo que es más deleitable afrontar nuestro camino con más pepino que destino o
“Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza! Quién! Quién!!!”
(Jorge Berrocal Gran Hermano I). Porque confiar en el destino en muchos casos acaba desmoronando la astucia
del pepino, el espejo del alma reflejo de nuestra condición, agotando su
poderío hasta la extenuación. Así que confiemos en el pepino y dejémonos persuadir por sus tropelías.
He aquí unos pequeños fragmentos de tantos, hallados en el refranero popular español que reafirman los caprichos del pepino como elemento decisivo en la vida de todos:
Fuma, jode y bebe que la vida es breve.
Más ata pelo de coño que maroma de barco.
O follamos todos o
la puta al río.
Si con meterla te
he ofendido, con sacarla ya he cumplido.
Agujero con pelo,
pa jodelo.
Sábado, sabadete,
camisa limpia y polvete.
Cuando las ganas
de joder aprietan, ni el culo de los muertos se respeta.
La ambición del hombre acaba en el culo de la mujer.
No hay coño más
sano que la palma de la mano.
Semen retentum venennum est.
Termino con una canción que
resume a la perfección esta reflexión filosófica horticultural. La verdad que
todo esto del destino me importa un pepino.
Sublime, colosal, genial, elevado, excelente, eminente, excelso, grandioso, extraordinario, insuperable, excepcional, inestimable, espléndido, soberbio, admirable, inmaterial, celestial, divino, glorioso, paradisiaco, IMPEPINABLE!
ResponderEliminartilin tilin!!!! Has dado en el clavo y cómo nos gustan los pepinos. Cada día mejoras, polimalo!
ResponderEliminarSUPONGO QUE ERES HOMBRE, POR LO CUAL: ERES UN HIJO DE TU PUTA MADRE :D
ResponderEliminarY SI ERES MUJER, DIOS MÍO TE QUIERO CONOCER YAAAAAAAAAA
es lo mejor que he leído en este blog. Soy un fan del pepino y de pinoche, si señor"!
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