lunes, 23 de enero de 2012

La poligamia, o cómo dar amor a las más necesitadas.


Ayer, mientras miraba en el espejo del techo de qué manera disfrutaba ella con mis nobles y estudiadas técnicas de cópula social, me di cuenta de una verdad universal, no por ello menos trascendental que el resto mis adorables y amorosos pensamientos, sobretodo los que tengo hacia mí y mi pobre e incomprendido ego, me di cuenta que no puedo limitar mi amor a una sola vagina. ¿No os habéis planteado nunca cuántas vaginas en el mundo necesitan de amor? Y cuántas, con sólo un poco de esfuerzo por nuestras parte, y permitidme el chascarrillo, también de nuestras partes, podríamos mejorar la calidad de vida mundial. Ya sabéis, actúa localmente, piensa globalmente.

Eso es ser polígamo, tener la miente abierta, no encasillarte en una sola vagina. Puedes ser fiel a una sola vagina, pero eso sería ser muy egoísta por tu parte. Amigo, sé que el curso del día a día y el qué dirá la gente, su convencionalismo rancio, te puede arrastrar al ser monógamo. Es el camino fácil.

Las antiguas enseñanzas de Lao Tse, compaginadas con las ideas rabiosamente actuales, sin perjuicio de su homosexualidad manifiesta, del gran Boris Izaguirre, nos llevan a comprender que no podemos encerrarnos cada noche en una misma habitación cada día con una sola vagina, compañero.

Qué mejor que compartir todos tus cds de música mientras las llenas de amor? Ya sabes, güey, Adele, Pitingo, Operación Triunfo... Y si ella es refinada y catalana, Mishima. Ellas conocen lo bueno. No les vale cualquier cosa.

SPOILER:

Os dejo mi mejor consejo, camaradas, “sé tu mismo, humildemente”. Aunque te cueste, lucha por lo que eres. Aunque seas calvo, no olvides que alguna vez tuviste cabello... y como dice el filósofo; “quién tuvo, retuvo”.


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